31 de mayo, Día Mundial Sin Tabaco
Hola compañeros y amigos. Soy Zulema Gancedo y actualmente trabajo en la Unidad especializada en el tratamiento del Tabaquismo de la red asistencial del Servicio Cántabro de Salud, un recurso público a donde acceden los usuarios del sistema mediante una derivación de especialistas clínicos, atención primaria, hospitalaria y matronas. Esta unidad especializada está formada por un equipo multidisciplinar, enfermera, médico y psicólogo y viene a complementar las acciones desarrolladas, en otro nivel de atención, para pacientes que requieren más tiempo y mayores recursos. Las recaídas, la patología orgánica grave o urgente que requiera una intervención rápida e intensiva, embarazo, patología psiquiátrica y adicciones y también a profesionales sanitarios.
En mi actual compromiso con los pacientes fumadores y comprometida también con la salud y su promoción, y a propósito del 31 de mayo, Día mundial sin Tabaco, hago un llamamiento a los profesionales de Enfermería y en general a todos los profesionales sanitarios para que tomen conciencia del grave problema de salud pública que supone el tabaquismo y actúen sobre él.
Como sabéis, el tabaco es la mayor causa de muerte prevenible en el mundo, la mitad de quienes tienen el hábito de fumar mueren de forma prematura por enfermedades ligadas con el tabaco, en particular del tipo cardiovascular y respiratorio pero también de diferentes tipos de cánceres y también otras enfermedades.
Está demostrado, además, que la nicotina produce adicción y cumple todos los criterios como droga que induce a la dependencia, ocasiona tolerancia y dependencia física, y cuando se suspende, se producen síntomas de abstinencia que varían en cada persona.
También se ha comprobado una clara asociación de enfermedades con el tabaquismo involuntario. Por ejemplo, se estima que vivir con un fumador incrementa las posibilidades de cáncer de pulmón en quienes no fuman en un 25-30%.
El consumo de tabaco constituye un factor de riesgo de seis de las ocho principales causas de mortalidad en el mundo.
Desde el punto de vista de Enfermería, como agente y promotor de la salud he de destacar el papel que se puede desempeñar en todo el proceso de cesación. La valoración previa del paciente en su conjunto detectando la dependencia al hábito, la motivación, rasgos específicos, hábitos o circunstancias de vida, soporte social y personal, autoeficacia, etc., todo ello dentro de una estructura ordenada de conjunto de datos que servirá para orientar, motivar en el marco de las primeras entrevistas y encauzar el proceso para adaptarlo a sus necesidades. En este sentido, el seguimiento para acompañar durante las fases de cesación y mantenimiento, así como la monitorización del síndrome de abstinencia, tratamiento y otros factores, es de vital importancia para frenar las recaídas y mejorar la autoeficacia y control del paciente.
Sin embargo el llamamiento va dirigido a la movilización y proactividad de los sanitarios para realizar consejo breve y efectivo en todos aquellos pacientes fumadores sobre los que tengan oportunidad de actuar. Las enfermeras en este sentido tienen un papel relevante, educador, asesor, orientativo… una intervención eficaz puede ser decisiva para facilitar la motivación y decisión en un paciente con hábito y conducta adictiva.
Nos atañe a todos, como educadores, como profesionales modélicos y ejemplarizantes, por salud y calidad de vida, por una sociedad más sana y menos pobre.
Enfrentarse a situaciones y a una vida sin tabaco, algo aparentemente fácil que sin embargo requiere entrenamiento y aprendizaje. Tú, puedes hacerlo.
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