En EE.UU, en el estado de California, y Australia han desplegado normativas legales para imponer ratios mínimos de enfermero/paciente (1/4) obteniendo resultados importantes con un descenso de la mortalidad del 4,6 por ciento.

Por su parte, el profesor y economista Dr. Needleman afirma que si en todos los hospitales se incrementara su plantilla de enfermería hasta alcanzar el 25 por ciento de los hospitales con mayor dotación, se evitarían 6.700 muertes intrahospitalarias y alrededor de 60.000 eventos adversos.

Estas cifras no incluyen el valor añadido para las familias, que no perderían a sus seres queridos, y la reducción de la morbilidad, como la disminución del dolor o el absentismo laboral de los pacientes y sus familiares directos. Todo ello produciría un ahorro importante a los hospitales y a la sociedad en general, al reducir de manera considerable los gastos.

En España, las estadísticas más recientes (Estudio ENEAS 2005) cifran  la incidencia global de eventos adversos en un 11,6 por ciento y la de fallecimientos como consecuencia de estos, en un 4,4 por ciento. Según la Joint Comision, entre los factores determinantes de los efectos adversos se encuentran los relacionados con los factores humanos: la ratio profesional/paciente, los turnos de trabajo, la fatiga y la capacitación del profesional. Estos efectos adversos tienen una repercusión económica importante ya que producen un aumento de la estancia hospitalaria y suponen un incremento del coste.

En consecuencia, los aumentos de plantillas de enfermería inciden positivamente en la sostenibilidad de nuestro sistema sanitario, pues queda demostrado el efecto de sus cuidados en la reducción de la morbimortalidad y, por tanto, de los costes.