Parece que nos hemos acostumbrado a escuchar la palabra indignado, pero es que no es para menos. Por un lado estamos los profesionales sanitarios, en concreto enfermería, en el que las promociones más  jóvenes están en paro (y cuya única alternativa para trabajar es irse al extranjero), las que tienen la suerte de recibir una llamada de trabajo es para cubrir un fin de semana cada dos meses, los profesionales con trabajo tienen que lidiar con recortes de sueldo, aumento de horas, aumento de la carga laboral (porque prácticamente no sustituye bajas y las enfermeras que quedan tienen que sacar el trabajo adelante)… Por otro lado, se están comenzando a cerrar algunos hospitales, otros se privatizan, nos imponen el mal denominado copago (más bien repago, diría yo)… Todo esto se traduce en menor calidad asistencial.

Nuestro estado de bienestar, del que podemos estar orgullosos, está siendo peligrosamente amenazado a base de tijeretazos y, por lo que tengo entendido, esto solo es el principio ¿Van a seguir recortando en sanidad? ¿De dónde, me pregunto yo? ¿Qué sanidad les vamos a dejar a nuestros hijos? ¿No nos han exprimido bastante?

Personalmente, opino que éste es el momento para dar un golpe en la mesa y decir basta ya. Tenemos que hacernos oír, que sepan que no estamos de acuerdo con estos recortes asfixiadores. No podemos permanecer impasibles mientras tratan nuestra salud, nuestro trabajo, nuestro futuro como un asunto trivial. Pondré mi granito de arena e iré a la concentración del 26 de Mayo, porque con la salud no se juega.

Ángela Regato Ruiz, enfermera de Cantabria. Promoción: 2004- 2007

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