Nada justifica una agresión
Igual que decía la semana pasada, ojalá pueda ver el día en que no tengamos que hablar de las agresiones a enfermeras y enfermeros pero, por desgracia, me temo que mi vida profesional acabará antes de poder dar esa noticia.
Como enfermera que soy, no concibo otra relación con mis pacientes y sus familiares que no sea la del respeto, confianza, colaboración y cercanía, ya que son la base imprescindible que debe primar para alcanzar los objetivos que por ambas partes nos marcamos. Por parte de los usuarios el de no enfermar o curarse lo antes posible, por parte de los profesionales de enfermería el cuidar el mantenimiento de la salud de los ciudadanos, prevenir la enfermedad y/o intervenir en el proceso de curación, lo que se podría resumir como cuidar de los ciudadanos.
Es por eso que cuando oigo que una enfermera o enfermero han sido agredidos por los pacientes o sus familiares algo se quiebra en mí por lo inexplicable que me resulta. ¿Cómo es posible que un profesional de enfermería que está cuidando y tiene en sus manos la salud de los pacientes sea agredido por ellos?
Estamos viviendo en una sociedad cada vez más alterada, intransigente y exigente, que está equivocando su forma de actuar y a la que le falta, de una manera alarmante, empatía.
Y lo que es aún más preocupante, estamos ante una sociedad que está “errando el tiro” y poniendo en el punto de mira de su descontento a unos profesionales enfermeros que, en la mayoría de los casos, lo que están intentando es suplir las carencias de un sistema sanitario que por muy diversas causas, hace agua por todos lados.
Un sistema sanitario que cada día tiene menos enfermeros, en el que ir a Urgencias de un centro sanitario es echarse a temblar porque se sabe que habrá que esperar durante horas o días a que te den una cama, que te meterá, cual pieza de tetris, en una sala de observación a todas luces insuficiente para el número de pacientes que alberga y que, en muchos casos no tendrá ni 30 cm entre camilla y camilla para que la enfermera pueda cambiar el suero, etc. Un sistema sanitario que no facilita nada el trabajo de sus profesionales y que los lanza, como gladiadores sin armadura en el circo, a atender a una población que sabe que merece un trato mejor pero que sin duda se equivoca en la manera de demandarlo.
Aun así, y conociendo todas las carencias y problemas de nuestra sanidad, soy de las que asumen, totalmente, el lema de nuestra campaña: “Nada justifica una agresión” porque creo que nuestra sociedad no puede funcionar como el “salvaje oeste”. Por ello, y desde esta humilde tribuna, pido a todas las enfermeras y enfermeros tres cosas: que no disculpen ni una de las agresiones que sufran y las denuncien todas, que no cejen en su lucha de concienciar a la sociedad de que agredir a un enfermero nunca va a ayudar a que se le atienda mejor y que no enmascaren los problemas que como profesionales tienen para realizar su trabajo.
Soy enfermera, estoy orgullosa de ello y creo, como la mayoría de los compañeros, que no hay una profesión mejor. Es por eso que, en nombre de todos los enfermeros y enfermeras, le pido a la sociedad que nos deje hacer nuestro trabajo de una manera segura y digna. Sin duda esa sociedad será la más beneficiada de ello.
Mª José García Alumbreros, responsable de Soy enfermera
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