Claves para cuidar en la red
Recuerdo que hace un tiempo lo vi en una noticia… España tenía más Smartphones por metro cuadrado que la mayoría de los países de nuestro entorno, y cómo no, eso significa mayor acceso a internet y mayor índice de búsquedas de información sobre salud. También recuerdo otro artículo que decía que el 80 por ciento de información de salud no era ni correcta ni actualizada, lo que me lleva a pensar que, una herramienta que puede ser muy útil puede, de buenas a primeras, convertirse en una bomba de relojería.
Partiendo de estos datos, como profesionales de enfermería, no es raro que nos preguntemos ¿qué puedo hacer yo, a través de internet, para que les llegue a los ciudadanos información sobre cuidados actualizada y veraz?
La respuesta no es fácil ya que luchamos contra ese monstruo que es google que, ante cualquier búsqueda, puede ofrecer resultados de lo más peregrinos, pero que con más o menos atractivo llegarán a la población y eso es difícil de evitar pero sí que creo que, en más de una ocasión, con pequeños detalles, podemos reforzar la fiabilidad de nuestros consejos.
Creo que este puede ser un tema para un amplio debate y que sin duda, muchos son los enfermeros expertos que pueden ofrecer un decálogo de buenas pautas por lo que, voy a olvidar mi yo enfermero y, poniéndome en mi yo ciudadano, intentaré analizar algunos aspectos básicos que me harían afianzar la credibilidad de una información encontrada en internet.
1.- Fecha. Si la información que me encuentro no la contiene, mi “Pepito Grillo” particular se despierta y dudará de lo actualizado de la información.
2.- Firma. Si me encuentro un artículo con consejos de salud “anónimos” desconfío de la fuente ya que puede haberla generado el primero que pase por internet, que a lo mejor es fontanero.
3.- El lenguaje. Vivimos acostumbrados a pensar que cuanto más técnicas sean las palabras empleadas más cierta es la información, pero no debemos olvidar que esa misma información puede convertirse en indescifrable para muchos ciudadanos. Debemos intentar llegar al ciudadano y que pueda aprovechar nuestros consejos sin necesidad de tener una enciclopedia abierta.
4.- Claridad. Una información clara, esquemática y bien organizada siempre es más atractiva para el lector y más fácil de memorizar.
5.- Bibliografía. Cuando como ciudadana veo una información que contiene referencias bibliográficas, eso sí, no más largas que los mismos contenidos, tengo mayor tendencia a confiar en ella.
6.- Si la información que se ve está incluida en una web de asociación de pacientes de un determinado tema genera fiabilidad en un porcentaje muy alto porque ¿quién sabe más de la enfermedad que quien la está padeciendo?
7.- Sencillez. Por regla general, tendemos a creer aquello que te ofrece la solución a tus problemas de la forma que menos esfuerzo te cause. Y si no… ¿cuántos seguidores hay de las dietas milagro que con una pastilla te ofrecen adelgazar 20 kilos? Aunque no sea cierto, las personas se dejan arrastrar por los milagros.
8.- Cercana. Estamos en la era visual y, por desgracia cada vez nos gusta leer menos así que, si nos encontramos con consejos que en vez de leerlos nos muestran paso a paso en vídeo lo que se debe hacer, la adherencia es mayor y no solo eso, no dejamos lugar a dudas en la interpretación del modo de hacer ya que éste se enseña, se ve de manera clara sin dejar que nuestra mente interprete las instrucciones.
Como decía, seguro que son muchas más las pautas que se pueden dar pero creo que, como en cualquier tema de salud, los profesionales de enfermería tenemos una labor crucial en el buen uso de internet por nuestros ciudadanos, aunque eso implica nuevos “deberes” para nosotros como enfermeros.
Estos “deberes” pueden tener dos facetas. La primera revisar webs que nosotros podemos discernir, gracias a nuestros conocimientos, que son fiables para nuestros pacientes y, a partir de ahí, cuando nosotros les hayamos enseñado lo que necesitan saber para su autocuidado, referenciarles aquellas páginas en las que, una vez en casa, puedan reforzar lo aprendido y, si es con imágenes, mucho mejor.
La segunda es la más arriesgada y valiente, es dar el paso y convertirnos, además de en enfermeros a pie de cama, en enfermeros virtuales. Es construir nuestra propia web actualizada, fiable, accesible, clara, basada en la evidencia, sencilla, cercana, visual y útil para los pacientes. Ya hay compañeros que lo están haciendo con éxito, a ellos ¡enhorabuena!
Mª José García Alumbreros, responsable de Soy enfermera
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