Continuamente estamos oyendo en todos los medios audiovisuales, tanto prensa como radio y tv, que los recortes realizados en la sanidad son necesarios, útiles y obligados (bueno, ahora se les llaman reajustes pero no deja de ser un eufemismo). Y en aras de estas premisas se eliminan derechos, atenciones y servicios de un plumazo porque no cuadran los números y la sanidad, tal y como la conocemos hoy en día, no es rentable.

Soy enfermero, y aunque ya ha pasado algo de tiempo desde que acabé mis estudios, aún no he olvidado porqué empecé en esta profesión: CUIDAR A MIS PACIENTES. Con estas simples palabras puedo resumir el principal objetivo de mi profesión. Y evidentemente este propósito se ve seriamente difícil de conseguir con el actual panorama de recortes (llamemos las cosas por su nombre).

Reducción de personal al mínimo, incluso por debajo de lo establecido en la última convocatoria de huelga en Castilla- La Mancha, falta de sustituciones (sobre todo en enfermería, que parece ser el único colectivo que tiene que apretarse el cinturón), eliminación de servicios, transporte sanitario, infrautilización de los recursos sanitarios, desorganización de las Gerencias, mala planificación…….y así podríamos continuar con un no-acabar de medidas que más que ahorrar, lo que provocan es la indignación de los ciudadanos y de los profesionales de enfermería, los cuales ni han creado ni alentado esta crisis económica pero si la estamos pagando con creces. Los ciudadanos porque observan cómo las listas de espera aumentan exponencialmente y la atención sanitaria se ve comprometida, y los enfermeros porque contemplan desde una perspectiva privilegiada cómo uno de los mejores sistemas sanitarios europeos se desmorona a favor de intereses políticos y económicos.

No consigo entender porqué se elimina la radioterapia y tratamiento del cáncer tiroideo del Hospital de Cuenca, obligando a los pacientes a recorrer 400 Km para su atención; porqué se cierran plantas enteras de los Hospitales de Ciudad Real y Puertollano cuando las urgencias están a rebosar; porqué se asignan a días laborales como festivos y se suspende la actividad diaria mientras se sigue pagando por esas mismas pruebas no realizadas a las empresas privadas; porqué se suspenden los traslados de UVI móvil secundarios a favor de la utilización de medios aéreos más costosos; porqué se privatizan hospitales ya creados y en pleno funcionamiento gracias a nuestros impuestos.

Nuestras únicas armas para impedir el desmantelamiento de la sanidad pública, universal y gratuita son nuestro trabajo diario y nuestra voz en contra de estas acciones.

Que la Administración comprenda que no somos el problema, sino que gracias a nosotros se sustenta el sistema sanitario y que la profesión ha dicho, dice y tiene mucho que decir en esta sociedad.

Ángel García Sánchez, delegado de SATSE Ciudad Real

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